Mi piel de gato se estremece ante la “lucha” emprendida por las Damas de Blanco; no hay duda de la valentía de su gesto impensable en un pueblo oprimido por una dictadura a menos que el régimen cubano, no es, o no sea, tan opresor como lo pinta la derecha.
Conservo frescos muchos recuerdos de los días pasados en la isla, como turista, claro, y aún, de cuando en cuando, me parece percibir olores de Vuelta Arriba y Vuelta Abajo, de Pinar del Río, de la Habana y su malecón, de las playas de Mar Azul y muchos otros lugares, aunque, por mucho que lo intento, no soy capaz de acordarme del olor a cera que desprenden los centros religiosos.

En la dictadura franquista las protestas y movilizaciones terminaban con una brutal represión policial y en la cárcel, cuando no en juicios sumarísimos con resultado de ejecución en el paredón, eso si, reconfortados y auxiliados espiritualmente.
En Cuba las protestas y movilizaciones, las que conocemos, huelen a a cirio pascual, a incienso desinfectante de la Iglesia; las Damas de Blanco, asisten primero a misa y luego se manifiestan, atufan a beateria en un país de santería y claro, visto desde la distancia, muestran sus contradicciones recorriendo las calles de la Habana en devota reivindicación con el puño cerrado, reclamando el derecho a la libertad de expresión que están ejerciendo. ¿es o no es contradictorio?
La libertad es un derecho fundamental; el de expresión y culto también...pero debe hacerse notar que con sus deficiencias, el régimen cubano es más parecido a una democracia que a “una férrea dictadura” como proclaman las gentes de derechas. Y es que a la “sacrosanta derecha católica” no le importa la explotación del hombre por el hombre, solo le interesa lo “UNICO”, pensamiento y Dios, y por ello tejen y destejen para encontrar un nuevo santuario a la disidencia cubana en la iglesia de Santa Rita, en el Miramar de la Habana para oponerlo a Sierra Maestra...
Los gestos de protesta de las habaneras “Damas de Blanco” distan mucho de ser libres y espontáneos; es un movimiento dirigido, controlado y pagado por los opositores al régimen cubano y no es de extrañar que quienes así lo piensan y creen en la revolución, les salgan al encuentro. ¿No es curioso contemplar a la dictadura cubana protegiendo con cordones policiales a las opositoras “Damas de Blanco” de quienes se indignan ante sus reivindicaciones?.
Las fragancias de Cuba no necesitan de yerbas purificadoras, y los cubanos son y están, notoriamente preparados para elegir el modelo de sociedad en el que quieren vivir; el régimen cubano debe dar luz y voz a sus opositores, sin duda, y que debe hacerlo serenamente y sin pausa también, sin imposiciones externas de quienes contribuyeron y contribuyen a estrangular al pueblo cubano con tal de obtener beneficios para ellos.
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