Lope de Bolaños, hidalgo de ascendencia templaria, contempla el arca donde guarda vestidos de sus antepasados; en el arcón, de complicados herrajes grabados en relieve aún pueden apreciarse las cruces de tau. El arca vino a la casa familiar de Vilameixe procedente de la bailía templaria de Neira; desde la Encomienda la trajo su antepasado Germán de Fiz, oficial mayor ayudante del comendador y nunca fue abierta en presencia de la servidumbre, más aún, nadie podía entrar en la estancia sin arriesgarse a un severo castigo.
Lope no quiere depender de señoríos de los grandes nobles laicos o eclesiásticos; quiere librarse de la jurisdicción del señor de Lemos, anhela pertenecer a un pueblo de hombres libres; poder defender sus derechos ante el Rey y sus administradores: ser hidalgo libre de impuestos.
Lope extrajo del arca su espada y su habito; veló sus armas de caballero, cabalgó hasta el Santuario del Cebreiro, oró ante el Santo Grial; la presencia del sagrado vaso siempre tranquiliza su espíritu. De regreso a su torre, llamó a sus campesinos; eligió entre ellos a los más fuertes y vigorosos. Reclutó a Xoan Souto, su sirviente más fiel, a sus hermanos, hijos y sobrinos; repartió armas: lanzas y picas y útiles de labranza que como tales pudieran emplearse. Acopio víveres, yunció parejas de bueyes a los carros y partió con su cuadrilla para ayudar a la Santa Hermandad en el asedio a la torre-fortaleza de Sarria defendida por leales al Conde de Lemos...
Sueiro de Noguerol al frente de los insurrectos “irmandiños” recibió con alegría a Lope de Bolaños y a los frailes del de la leprosería de San Lázaro y de los hospitales de San Antón y la Magdalena. Los refuerzos hicieron mella en los sitiados que no tardaron en rendirse. Comprendieron que la resistencia es estéril, los sitiadores aumentan día a día y aún más las deserciones.
Sarria está en poder de la Santa Hermandad; Pedro Álvarez Osorio, conde de Lemos, siempre enfrentado a las hermandades, enemigo declarado no se encuentra entre los sitiados y no puede contemplar como la Villa se ve libre de su señorío. La ciudad es ahora realenga y en adelante, queda sometida a la Santa Hermandad. Los robos y crímenes serán juzgados bajo la autoridad del alcalde en juicios sumarísimos y aplicando de inmediato las penas.
En la tierras de Monforte, Alonso López de Lemos, fiel al conde, se encuentra atrincherado en la fortaleza de Monforte, defiende en vano la villa...el más poderoso señor de Galicia, derrotado, se encuentra sitiado en Ponferrada...
La Junta del Reino de Galego, es un valioso aliado para Enrique y el monarca lo sabe por ello autorizo y consintió el desalojo y el derribo de las fortalezas de sus nobles amigos, aunque pidiera y ordenara su devolución, sus órdenes fueron “obedecidas pero no cumplidas”
Ni las fortalezas de los capitanes Irmandiños se libraron del nuevo orden y los facinerosos fueron arrancados de los bosques, arrastrados al patíbulo, no así los nobles que fueron respetados aunque muchos buscaron refugio entre vasallos leales y...
...Se libran duras batallas en las que los caballeros irmandiños muestran su valor; cabalgan entre el humo y el olor de la pólvora... hacen oír su voz ¡Viva el rey! ¡Viva la Santa hermandad! ... cercan y derriban las torres de A Pedrosa y Monferro.
Mariño de Lobeira sitia pazos, castillos y las torres de las tierras de Muros y Noia...; Lopo Pérez Mariño de Lobeira, hace oírse en Pontevedra, mientras Pedro Osorio cabalga por las tierras compostelanas y Alonso de Lanzós por las lucenses...las irmandades de Betanzos y Pontedeume asedian los palacios de los Andrade... y derriban los pazos de las villas y la inexpugnable fortaleza de Nogueirosa...el Castillo de Moeche ... y los poderosos señores, dueños de vidas y bienes, huyen de sus extensos dominios...huyen del reino galego. Huyen cargados con sus tesoros mientras sus fieles vasallos defienden sus posesiones.
... Derrumbados los castillos y las torres de los señores feudales; los demonios de la noche cesaron, en su cabalgar, y el reino encontró sosiego; las noches quedan solo para las compañías de las almas en pena ¡la Santa Compaña! el diablo ya no cabalga libremente...y al fin los alcaldes irmandiños pueden impartir justicia, a ello se ponen y hasta los clérigos que delinquen son llevados a las cárceles de los concejos y sometidos a la justicia seglar...
Cuando el rey de Castilla quiso darse cuenta que las fortalezas estaban en manos de los irmandiños no tuvo otra opción que ratificar sus decisiones; Hernando del Pulgar, llevó a cabo una delicada labor para convencer rey de la bonanza de las hermandades; “os irmandiños” tenían el camino libre para aplicar sus ideas...Jueces, prelados y nobles, sometidos al nuevo orden social que representa la Santa Hermandad.
Los grandes nobles abandonan las tierras gallegas; huyen en busca de refugio al reino de Castilla, acuden al rey Enrique, quieren recuperar sus torres y bienes y el rey quiere saber las causas de su apropiación; ordena que cesen los cercos, manda la restitución de las fortalezas, villas y tierras a dichos señores. Exige que cesen los cercos a las fortalezas; pregunta cuales son las causas que los mueven a ello y... la Santa Hermandad responde que en las fortalezas se refugia el demonio y son enemigos de su majestad, que las gentes desean acabar con los señoríos, quieren vivir en realengos, bajo su autoridad, ser súbditos de su majestad y no vasallos del mal...
Enrique insiste en que devuelvan la villa y fortaleza de Monterrey a Pedro de Zúñiga, caballero de su bando...La Santa hermandad tiene de su parte al Gran Maestre de los caballeros de Santiago, y Beltran de la Cueva tiene constancia de quienes pertenecen al bando del Príncipe Alfonso entre ellos está Pedro de Zúñiga y cuenta con Hernando de Pulgar, secretario del rey, quien consigue una carta autorizando los derrocamientos de las fortalezas y ordena que las fortalezas aún cercadas sean entregadas a los alcaldes de la Santa Hermandad.
Llegan los tiempos de recobrar la paz y la seguridad, de sementar y recoger cosechas; el reino esta controlado, las ciudades y las rutas comerciales aseguradas. Los Irmandiños restablecen los derechos de foro monacales y los cabildos catedralicios recuperan sus posesiones, tierras y monasterios...liberan a los burgos del señorío, los transforman en ciudades de realengo, quienes no se liberan del señorio son los campesinos.
Alonso de Fonseca y Acevedo, Arzobispo de Santiago, por la gracia Alonso de Fonseca I, Arzobispo de Sevilla, su protector tío que lo nombró dean en sus dominios y logró para el la Mitra compostelana... pero no fue bien recibido. Los nobles de las tierras de Santiago le hicieron frente hartos de los hombres de Arzobispo que roban ganados, secuestran campesinos y violan mujeres...y se refugian en el lugar más temido y odiado...¡A fortaleza da Rocha!
Los nobles de las tierras de Santiago que en otros tiempos, más antiguos, rechazaron a Berenguel de Landoria, quien “hasta tres veces intento entrar en posesión del cargó y tres veces fue rechazado”... hicieron igual con Fonseca: se negaron a reconocer su autoridad y fue apresado por Bernaldo Eans de Moscoso...Logró su liberación por el buen hacer de su tío Alonso; cambiaron las Archidiócesis a fin de apaciguar los ánimos...aunque a decir verdad: mucho tuvo que ver la intervención de Alonso de Lanzós...
Los tiempos se tornan oscuros, retorna el mal a las tierras galaicas; tres ejércitos entran en el reino. Vuelve Pedro Madruga, viene desde Portugal; Fonseca y Juan Pimentel desde Salamanca y Pedro Álvarez Ossorio acompañado de Pardo de Cela desde Ponferrada...son los ejércitos de la contraofensiva que se juntan en Balmalige y allí les sale al encuentro...Pedro Osorio para hacerles frente con sus Irmandiños. Batalla sin descanso el capitán irmandiño pero los esperados refuerzos...no llegan...
Los hombres de los señores feudales, están mejor armados, cuentan con más caballería y vencen en campo abierto; vencen a Pedro Osorio, aunque resiste varios días acaba por capitular a cambio de que se respeten sus libertades...Vencen los confederados en castro Gondían... en A Framela... pero los burgos, ya son otra cosa...Las ciudades amuralladas de la Galicia Irmandiña... Santiago, Betanzos, Lugo, Coruña, Pontedeume, Viveiro, Ribadavia, Mondoñedo, Ourense... resisten el embate; guerrean...Las banderas blancas y el grito de ¡Viva el Rey! Se escuchan, resuenan en todos los confines del reino; los “Irmandiños” combaten a los ejércitos de los feudales que se sienten impotentes ante las muralla de las ciudades Irmandiñas... y tiene que pactar para recuperar sus dominios...y acuerdan las alianzas a cambio de que se respeten libertades...
Pedro Madruga se empeña en vengarse de los Irmandiños...para el Conde de Camiña, la victoria significa venganza...Pedro Álvarez de Soutomaior, Conde de Caminha, tiene tras el un poderoso ejercito, más de cinco mil hombres de a pie y mil de a caballo; cuenta con pólvora y muchas bocas que alimentar...precisa de la guerra y la rapiña... Soutomaior tiene clavado en en su alma su desalojo de Tui y la perdida de la fortaleza, reducida a un montón de piedras, quizás por ello, despues de la victoria en Balmalige, se desplazo con sus tropas para calmar su furia vengadora, cercando y matando a todos cuantos Irmandiños se ponían delante de él; Pedro Madruga no perdona ni quiere pactos con la Santa Hermandad...
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