CONTOS, LEENDAS E HISTORIAS DA COMARCA DE ANCARES, e do mundo
Llevo varios días siguiendo informativos, artículos y tertulias sobre el golpe de estado en Honduras, escucho opiniones variopintas y contradictorias, tanto que en algunas ocasiones tentado “estuve” de llamar a algunos programas para “cantarle las cuarenta” a “tertulianos” que, abierta o veladamente, quieren justificar la asonada militar basándose en el “innoble” deseo del electo presidente Celaya de perpetuarse en el poder. Francamente no es entendible, desde ningún punto de vista, que quienes creen en la democracia, admitan la imposición por la fuerza de las ideas de los contrarios.
No deseo opinar si el “electo” presidente de Honduras, hace bien o mal en querer perpetuarse en el poder, si es o no, buen gobernante; para esta cuestión, deben bastarse los Hondureños. Aquellos que piensan que no debe ser así, tienen, con su voto, el poder de decidir. Eso es democráticamente correcto. Quienes estén o están en desacuerdo, no pueden imponer su criterio utilizando las instituciones del estado y mucho menos las armas; pretender defender a los golpistas con argumentos “descafeinados”, quitando “hierro” al deshalojo del presidente electo o buscar razones en los golpistas dista mucho del pensamiento democrático. Está más alejado que España de Honduras y los que así piensan, seguramente están en las antípodas de la democracia y más que cercanos al fascismo dictatorial y a pesar de ello se atreven a dar lecciones de democracia al pueblo hondureño y por ende a los que tenemos que aguantarles en España.
Guárdense, ilustres lenguas viperinas, sus opiniones sobre Honduras y la licitud del golpe de estado para cuando acudan al confesionario; denle la palabra los demócratas, censuren y acallen a los golpistas que los tiempos de los “salvapatrias” son ya caducos.
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