CONTOS, LEENDAS E HISTORIAS DA COMARCA DE ANCARES
Pan de Centeno |
Suso
nació heredando la mala fortuna de su madre a quien la vida la trató
con suma dureza hasta el extremo de no permitirle vivir tras el
parto. Luchó denodadamente por superar la infección contraída pero
perdió la vida dejando a Suso sin madre y sin padre conocido. El
pobre Suso fue criado por su tío Ramón y su mujer, Elisa la hermana
menor de su madre, claro que en aquella casa, siempre fue más
“criado” que sobrino y desde bien pequeño lo emplearon en todas
las tareas, fuera o no fuera capaz realizarlas; no es que el trato
que sus tíos le daban fuera muy diferentes del que daban a sus
hijos, pero diferencias, incluso en la alimentación, a él lo
enviaban bien temprano con el ganado al monte para no darle el mismo
desayuno que a sus sus primas y primos.
Mala
niñez, mala infancia y mala mala juventud y adolescencia. Esclavo de
su propia familia huérfano sin oficio ni beneficio; la llamada a
filas fue una oportunidad de liberación, una oportunidad que a punto
estuvo de truncarse al no dar la talla mínima para ser soldado del
Glorioso ejercito español. Por primer vez la fortuna estuvo de su
lado, aprovechó las instrucciones de “estírate” para colocarse
de puntillas y engañar al tallador en unos pocos centímetros de
estatura. Así fue como Suso abandonó por primera vez la aldea donde
vino al mundo.
Pequeño
y fortachón, Suso tiene un corazón muy grande, tan grande como su
cabeza y acostumbrado a obedecer sin preguntar, la prestación del
servicio militar se convirtió para él en una época de felicidad;
igual le daban las cocinas, las guardias, las imaginaria o la
cochiqueras, Suso disfrutaba con todos cuantos servicios le
asignaban. Nunca había pensado que se pudiera desayunar, almorzar y
cenar todos los días del año y quien iba a imaginar que fuera capaz
de aprender a leer y escribir. Fácil no debió de resultarle pero lo
consiguió. Intentó reengancharse y quedarse en el cuartel; aquella
era su casa y su familia, el lugar donde encontró la felicidad, no
pudo ser, aunque recurrió a todos los oficiales y jefes no fue
aceptado, tal vez fuera por su corta estatura, y llegó el momento de
licenciarse y retornar a la aldea.
Parecerá
mentira,
regresó
con
ahorros,
más
de
5.000
pesetas,
en
aquellos
tiempos
era
un
“dinerillo”
ganadas
con
muchas
guardias,
servicios
e
imaginarias
prestados
a
sus
compañeros
más
las
135
pesetas
mensuales
del
del
salario
militar
y
de
las.
El
cuartel
de
artillería
de
Astorga
licenciaba
a
un
pequeño
gran
hombre.
En
las villas o en las ciudades lucenses con el paso del tiempo se
pueden producir cambios pero en las aldeas de la montaña rara vez se
dan, en la aldea de Sixirei, si los hubo, Suso no se quedo para
verlos. Muy de madrugada, tan temprano como cuando lo enviaban con el
ganado al monte, salio de la casa y descendió al valle hasta la
capital del concello para partir rumbo a Madrid...
La
capital del reino recibió a Suso en el Parque del Buen Retiro;
cuatro noches durmiendo al aire contando estrellas le enseñaron que
el futuro no iba a ser muy prometedor...
Descargando
cajas de fruta en el mercado de la Cebada y de pescado en la puerta
de Toledo, sin darse cuenta se encontró al mismo tiempo de mozo en
un una verdulería y si los días dieran para más más, muchas horas
trabajaría; allí donde nadie conseguía ahorrar una peseta, Suso
ahorraba duros. Al fin la suerte le sonreía, el pequeño gran hombre
aprendía a vivir en la gran ciudad a querer y a ser querido
El
amor apareció en el lugar de trabajo recién llegado de Brasil,
venía dentro de una joven brasileña contratada por la la Gran
Cafetería Universal, donde él trabaja. Joana apenas conocía el
castellano y Suso le sirvió, además de interpreté, de apoyo y
protección. No tardaron en vivir juntos y en casarse, tampoco se
apresuraron en tener hijos pero vinieron. Primero Jesús y luego
Joana, y Suso irradiaba felicidad.
Solo
de felicidad no vive el hombre; con la experiencia adquirida en la
hostelería, Suso probo a independizarse y en regentar su propio
negocio y... nació “Cremalleira” un exótico lugar del buen
yantar y el buen beber con una cocinera brasileña y un amable
gallego atendiendo a lo clientela, entre “queimadas y queipiriñas,
pulpo a feira y otros, la suerte es aliada de Suso, el dinero entra
raudales; recupera la inversión, engordan los ahorros y el pequeño
gran hombres sigue sin beber sin fumar y sin gastar más que lo
imprescindible.
Un
buen día, Cremalleira no abrió sus puertas a los clientes, cesó en
su actividad de la noche a la mañana sin que se conozcan las causas.
La
mala fortuna reapareció en la vida de Suso, él creía haberla
dejado en la aldea, quizás fuera por eso que nunca allí volvió,
también pudiera ser que el infortunio tardara en localizarlo en la
gran ciudad pero...
Aquél
día Suso regresó de la “Cremalleira” a la hora habitual, fue
directamente a la habitación de Jesús y a la de Joana, ambas camas
están vacías; no le extraña aunque tendrá que dormir en el sofá,
algunas veces sus hijos acostumbran a irse a dormir con su madre en
la habitación principal. Y allí se dirige, abre la puerta despacio
y los tres cuerpos permanecen inmóviles, cierra sigilosamente para
no despertarlos.
A
la mañana, Joana no acude a despertarlo como acostumbra y le asalta
un presentimiento. Acude con precipitación al dormitorio, iza el
cobertor y aparecen ante él tres almohadas que simulan tres
cuerpos... ¡No hay nadie! ¡Nadie a quien llamar o acudir! ¡Una
simple nota en la mesilla de noche “No nos busques ya estamos
volando a Brasil” ¡Le han abandonado!
¡No
es posible! Abatido y sin saber que hacer se derrumbó en el sillón
incapaz de reaccionar, era demasiado tarde para hacerse a la idea; no
entendía nada pero comprendió que le habían dejado, y no le
quedaron dudas al ver sus cuentas vacías...
Suso,
el pequeño gran hombre con un corazón, casí tan grande como su
cabeza, no supo entender, no fue capaz de sobreponerse y quien nunca
vicio tuvo se entregó a la bebida para olvidar que su amor
desapareció llevándose con ella los frutos, dos hijos a los que
nunca volvería a ver.
Es
difícil de entender y más comprender la forma de actuar de Joana;
abandonar o huir de su marido, dejarlo sin hijos y sin ahorros sin
haber muestras de maltrato o vejaciones, sin conocer amigos o amantes
no es nada fácil de concebir. Suso no supo encarar el futuro, no
supo verse sin los suyos, ni encontrarlos, ni buscar o encontrar
ayuda; tampoco supo quien fue su padre y sin embargo su tío Ramón
si que lo sabía, no iba a saberlo él que gozo de la juventud de su
madre para casarse luego con su hermana más joven..
La
“Cremalleira” permanece cerrada a cal y canto; Suso, según
algunos vecinos ronda por allí, puede que esperando el regreso de
sus hijos; puede que nunca regresé a su aldea pero sea lo que sea
Suso nunca volverá a ser feliz.
Esta
es una historia real; los nombres y las descripciones, solo sirven
para dar vida a los protagonistas. Cualquier parecido con personas
actuales es mera concidencia
*Reservados todos los derechos
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